martes, septiembre 19, 2006

De oficio

Estando en el lugar del que nunca me voy, por ser fragil, por ser fuerte, por ser un desertor. Buscando realidad que me haga confesar, que soy un diablo, que miro de reojo y asi, me rio a mi antojo.
Sin saber la verdad, escribo y esta vez te muestro mis espejos, le huyo a mi vejez. Y sin saber por que, te escondo de mi mundo un muerto, un vagabundo, el arte de creer y ver, que nadie piensa si ves. Que nadie es tan hombre, que arrugues tu frente por ser tan decente, que bailes las notas que caen de a gotas y pienses de nuevo que hoy a visto este ciego. Que tanta amargura cambias por penumbra, que ya estas cansado de ser el tarado de esperar a la muerte que avanza y te vence. Que con 2 pesos no hay nada que calme tu ansia, de ver de tus frutos a D´s y a 100 brutos. Que solo un fantasma te muestra las dudas y que cada razon represente una excusa, de tomar un camino que no he transitado, que tengo en mis ganas, mi alma, encerrado

1 comentario:

Sexy Sadie dijo...

Cuando leo lo que escribís, sinceramente, me sorprendo de lo bien que escondes tu fragilidad, de lo mucho que hay siempre en tu parte de atrás.
Ningún diablo muestra sus espejos, ningún diablo confiesa, eso es cosa de hombres. Hombres que en cuestión de tiempo terminarán de aceptar su picardía y dejarán de sentirla endemoniada. Hay tantos hombres reales sin arrugas..hay tantas arrugas no merecidas...quien sabe?
El que te avanza, el que te frustra, el que te piensa tarado, ese es tu diablo.
mi deseo: respetar los propios tiempos, escribir, ser viejos, pero NUNCA envejecer.
Shaná továaaa